terça-feira, 20 de março de 2012

Sintiendo la presencia de Dios.

Capítulo 4
No hay duda que el Señor es bueno, pero ¿Has probado? Salmo 34:8

Es difícil encontrar una persona que no crea en Dios. Algunos presiente la presencia de Dios, mientras que otros asumen la posibilidad de su presencia. Las nociones acerca de la existencia de Dios son muy variadas, pero lo que la mayoría tiene en común es que no conocen a Dios por medio de una experiencia personal.

La posibilidad de un contacto íntimo y familiar con Jesús no pasa por sus cabezas, a pesar de admitir su existencia no piensan en Él como alguien que puede ser conocido como llegamos a conocer las demás personas.

Lo creyentes van más allá de eso, por lo menos en teoría. Hay millones de cristianos profeso que se relacionan con Dios como los demás no-cristianos. Estos cristianos pasan sus vidas amando ideales y principios.

A pesar de esta oscuridad espiritual existe una enseñanza bíblica clara acerca de que Dios puede ser conocido por medio de una experiencia personal. El salmo 34:8 llama a las personas que conozcan a Dios por medio de una experiencia personal, así como Juan 10:27, «mis ovejas escuchan mi voz» y Mat 5:8 «felices los limpios de corazón, porque verán a Dios».

La biblia esta llena de enseñanza que dicen que podemos conocer a Dios por medio de una experiencia personal.

El hombre natural no puede gustar de esta experiencia. Esta experiencia solo puede pasar por medio de la restauración espiritual del nuevo nacimiento providenciado por la muerte de Jesús en la cruz.

Pero ¿Por qué los hijos de Dios, que ya pasaron por la restauración espiritual conocen muy poco de esta experiencia personal con Dios que la biblia habla de forma tan clara? La respuesta a esta pregunta es nuestra incredulidad crónica. La fe capacita a nuestros sentidos espirituales a funcionar. Pero siempre que la fe es defectuosa el resultado es insensibilidad, entumecimiento del espíritu para con las realidades espirituales.

Para comprobar esta realidad, basta con conversar con el primero creyente que encontramos de forma casual. Eso es por que esta es la realidad de la mayoría de los cristianos hoy.

Existe en nuestro entorno todo un reino espiritual que está al alcance de nuestro espíritu. Este mundo infinito solo será real para nosotros a partir del momento que pasamos a tomar en cuenta esta realidad.

De esta última declaración debemos aclarar dos palabras: «realidad» y « tomar en cuenta». Realidad es aquello que es real por si mismo. Que no depende de un observador para tener validad.

El hombre simples y sincero sabe que el mundo natural es real. El ya estaba aquí antes que el empezó tener conocimiento y sabe que seguirá después que que el se muera.

Dios es real. Dios no deja de ser real si las personas no creen en él. Dios ya existía antes que despertáramos de nuestro sueño espiritual por medio del nuevo nacimiento.

Otro termino que necesita ser aclarado es «tomar en cuenta». Esta expresión no significa imaginar o visualizar. Imaginación no es fe. Esto conceptos (imaginación y fe), además de ser diferentes son opuestos entre si.

La imaginación fabrica imágenes irreales, la fe, en cambio, «toma en cuenta» aquello que ya existe.

Dios y el mundo espiritual son reales. Podemos acéptalos con la misma certeza que aceptamos el mundo natural.

El mundo espiritual está aquí. Es un mundo ruidoso, insistente y auto-promotor. Su existencia no depende de nuestra fe y exige ser aceptado como real. Pero el pecado ha oscurecido nuestro corazones y no podemos verlo. Esta maldición fue heredada por todos los miembros de raza de Adán.

Una de las bases de la fe cristiana es que el mundo espiritual es real y eterno. Si subiéramos a estas regiones gloriosa y llena de poder al cual somos constantemente invitados por medio de las páginas de la biblia, abandonaríamos esta peligrosa actitud de ignorar el mundo espiritual.

Es necesario que quitemos nuestros interés de lo que es visible y transferir nuestros interés para lo que es invisible, pues la gran realidad invisible es Dios. Heb 11:6 «En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan». Eso es básico para la vida de fe.

No debemos cometer el erro de dejar «el otro mundo» para un futuro distante, pues el no se encuentra en el futuro si no en el presente.

El alma tiene ojos con los cuales podemos ver y oídos con lo cuales podemos escuchar. Es posible que estos sentidos se debiliten con el desuso, pero después del toque de vida, dado por Cristo, quedan vivos y capaces de oír claramente.

Cuando pasamos a concentrar nuestras vidas en Dios, las cosas del espíritu van a comenzar a tomar formar delante de los ojos de nuestra alma.

A la medida que fuera aumentando nuestra sensibilidad espiritual, Dios pasa a ser nuestro todo y su presencia será la gloria y la meta de nuestras vidas.

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