quinta-feira, 15 de março de 2012

La bendición de no tener nada.

Capítulo 2
Mat: 5:3.. La forma que entiendo este versículo...

Los que son realmente felices son aquellos que tiene un espíritu de mendigo, pero que son herederos de los cielos.

Al crear al hombre Dios separó un espacio especial en su corazón para Él vivir allí. También creo todo en este mundo para que el hombre fuera feliz con Dios. Pero el pecado sacó a Dios del corazón del hombre y «las cosas» creadas para incrementar la relación entre Dios y el hombre ocuparon el lugar de Dios en el corazón del hombre.

A eso se refería Jesús cuando dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará. Mat 16:24-25.

La primera cosa que vemos en estos versículos es que tenemos un enemigo que toleramos a quién Jesús le llamó de «vida» y de «ego» (a si mismo). Este enemigo es el deseo de poseer. Permitir que este enemigo viva en nosotros nos lleva a perder todo. Pero, rechazarlo y desistir de las cosas por amor a Cristo, no es perdida sino una preservación de todo para la vida eterna. Jesús también nos enseña que la única forma de destruir este enemigo es por medio de la cruz.

Los que logran la bendición de poseer el reino de Dios son aquellos que rechazan todas las cosa materiales, sacándolas de sus corazón. Estos son los «mendigos de espíritu» su corazón esta vacío de cosa materiales. Esto son verdaderamente felices, porque ya no son esclavos de las cosas.

Es necesario encarar seriamente estas verdades, estas no son solamente enseñanzas bíblicas que guardamos en nuestras mentes como muchas otras, el algo que debemos practicar, si queremos proseguir en esta búsqueda de Dios. Si queremos vivir el gozo de la vida espiritual.

Gen 22:2 «Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto... » Este versículo ilustra estas verdades en la vida de Abraham. Cuando Isaac nació, Abraham era demasiado viejo y Isaac representaba mucho para él: la promesa de Dios, perpetuar su nombre, la venida del mesías. Por eso y mucho más Isaac ocupó un espacio especial en el corazón de Abraham.

La biblia no describe el sufrimiento de Abraham en aquella noche. Pero podemos imaginar. Quitar la vida de la persona que más amamos. Cualquiera iba preferir morir en su lugar. Esta fue la prueba de fuego para Abraham, pero no cayó. Según el escritor de hebreos, Abraham alimentó su alma con el pensamiento de que Dios iba a resucitar a Isaac. Este pensamiento le ayudó a aliviar el sufrimiento de su alma y a seguir confiando en Dios.

Mismo que se equivocaba en los detalles de como Dios actuaria para salvar la vida de Isaac, su actitud estaba completamente de acuerdo con las enseñanzas de Cristo: « cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará»

Dios permitió que aquel viejo hombre sufrido siga con su plan hasta estas al punto de ejecutarlo. Ante que lo hiciera dijo Dios: «No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada...» yo no quería sacrificarlo solo quería sacarlo de tu corazón para que yo puede reinar allí sin contrincantes.

Se abren los cielos y se escuchó la voz que decía: «Por mí mismo he jurado, dijo el SEÑOR, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único; bendiciendo te bendeciré, y multiplicando, multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y como la arena que [está] a la orilla del mar; y tu simiente poseerá las puertas de sus enemigos: En tu simiente serán benditos todos los gentiles de la tierra, por cuanto escuchaste a mi voz».

Abraham no poseía nada. ¿No era rico en este entonces? Tenia esposa, amigos, ovejas y lo mejor para él, su hijo seguro y con salud. En este momento tenia todo pero no poseía nada.

Este es el secreto del espíritu. Es un principio que alienta el corazón y que solamente puede ser aprendido en la escuela de la renuncia. Los libros de teología se olvidan de eso pero un corazón sabio lo entiende perfectamente.

Después de aquella experiencia amarga las palabras «mio» y «mía» ya no tenia el mismo significado para Abraham.

Muchas veces tenemos miedo de entregar nuestros tesoros al Señor, por temer por la seguridad de estos. Principalmente cuando estos tesoros son nuestros pariente y amigos amados. Jesús no vino para destruir sino para salvar. Todo que entregamos a Él queda en perfecta seguridad, pues nada está garantizado mientras no es entregue a Él.

En resumen. Si tu hambre por Dios no están fuerte ¿Qué debes hacer?

En primero lugar debería poner de lado «TODOS TUS PERO», sin buscar escusas para tus errores. Quien se defiende a si mismo tendrá por abogado su propio «ego» y nada más. Venga sin «pero» al Señor y tendrá él Señor por abogado.

Esta maldición debe ser sacada con dolor del corazón. Así como un diente se saca con dolor Del mismo modo la maldición de querer poseer solo puede ser sacada del corazón con dolor.

Si de hecho queremos conocer a Dios necesitamos recorrer el camino de la renuncia. Si estamos dedicado a andar con Dios tarde o temprano seremos sometidos a una prueba.