sexta-feira, 30 de março de 2012

La voz del verbo

Capítulo 6
Es difícil parafrasear este versículo sin quitar la profundidad de sus verdades, así que lo dejo como está...

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Juan 1:1.

La Palabra (o el verbo) es el medio por la cual los pensamientos son expresos, por eso aquí se usa la Palabra verbo para describir el hijo de Dios. Eso nos ayuda a entender que la auto-expresión hace parte inherente de la divinidad y que Dios está siempre tratando de hablar de si mismo a sus criaturas. El no solamente habló si no que continua hablando. Por fuerza de su propia naturaleza él se comunica continuamente. Llena el mundo con su voz.

La palabra de Dios creó el universo «Porque él dijo, y fue hecho; El mandó, y existió.» Sal 33:9. la Palabra de Dios que trajo hacia la existencia todo que fue creado no puede ser la biblia, porque esta aun no había sido escrita ni impresa. La Palabra aquí es la expresión de la voluntad de Dios. Esta palabra que viene de Dios es el soplo divino que llena el mundo de potencia vital.

La voz de Dios es la mas poderosa fuerza de la naturaleza y en realidad es la única fuerza que actúa y mantiene todo que existe.

La biblia es la palabra de Dios escrita y por haber sido escrita, está confinada y limitada por la necesidad de tinta, de papel o de cuero. La voz de Dios, en cambio es viva y libre como el propio Dios «las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida». Juan 6:63.

Tenemos una visión pequeña y primitiva cuando imaginamos a Dios creando las cosas. Lo imaginamos tocando, moldeando, adaptando o creando como si fuera un carpintero. La biblia describe algo totalmente distinto. «Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca». Sal 33:6 «Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios» Heb 11:3. Es conveniente recordar que aquí Dios no esta hablando de su palabra escrita, la biblia, si no que está hablando de su voz, su palabra.

«dijo Dios... y así fue» esta sentencia, que ocurre en todo relato de la creación, son sentencia gemelas, como una declaración de causa y efecto. El «dijo» explica el «así fue» y el «así fue» es el «dijo».

Dios está aquí y está siempre hablando. Estas dos declaraciones son la causa de todas las otras verdades bíblicas. Sin ellas no podría haber revelación alguna.

Ahora hablemos de la biblia. Dios no escribió la biblia para enviarlo por medio un mensajero para ser leído por mentes desasistidas. Dios puso su palabra en un libro y vive en su palabra , dándoles poder a aquellos que la tiene en su corazón y no solamente en su biblioteca. Y esta palabra persiste por todos los siglos. Por la palabra o el aliento de Dios el hombre deja de ser polvo y pasa a ser alma viviente, Gen 2:7 y 3:19).

Hasta aquí no demos mucha atención a aquella palabra que leemos del evangelio de Juan «Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre» Juan 1:9. en este versículo se puede cambiar la puntuación como quera que no va cambiar el mensaje. «la palabra de Dios afecta el corazón de todos los hombres, porque es luz para el alma».

La luz brilla en el corazón de todos los hombres y la palabra que allí resuena no hay como escapar de ella.

Hasta aquellos que nunca escucharon de la biblia ya escucharon la predicación de la verdad con claridad suficiente para que no tengan más escusas (Rom 2:15 y 1:20).

Lo que la sabiduría de Dios requiere es una reacción favorable de parte de los hombres. Una respuesta que Dios siempre está buscando, pero que raramente tiene recibido. Lo trágico es que nuestro bien estar eterno depende de escuchar esta voz.

El capitulo 8 del libro de proverbio describe la voz de Dios como sabiduría que esta en todo lugar investigando y cuestionando. La voz de Dios siempre estuvo gritando para comunicarse con los hombres. El creyente, cuando escucha la voz de Dios no exige explicaciones y adora diciendo «Dios mio..». El hombre mundano, aun que no adora pero se inclina, mas con la intensión de descubrir causas y funcionamiento de las cosas.

Estamos acostumbrados a pensar como científicos y no como adoradores. Nos sentimos más a gusto pensando que adorando. Tratamos de nos convencer diciendo «Fue un trueno y nada más...» y continuamos llevando una vida mundana. Pero la voz de Dios sigue gritando y llamando. El orden del mundo y de la vida depende de esta voz, pero los hombres están muy atareados y tercos para dar atención a esta voz.

La voz de Dios es amiga. No hay que temerla, solo en el caso de que ya tenga decido resistir a ella.

La iglesia en general acepta la idea herética de que hacer ruido, ser grande y activa las hacen más preciosa para Dios. Pero no debemos desanimar, pues, esto es lo contrario de lo que pide Dios. «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios». Sal 46:10 este es el mismo mensaje para hoy, que nos informa que nuestra seguridad y fuerza no depende de nuestra agitación, si no de nuestro silencio y serenidad.

Pienso que para la mayoría de las personas la manifestación de esta voz será más o menos así: «primeramente se escucha un sonido como de alguien andando, después de eso se escucha una voz, pero no se entiende lo que dice, después de eso viene un momento feliz en que el espíritu santo empieza a iluminar las escrituras y lo que hasta aquel momento era nada más que un sonido y cuando mucho, una voz sin comprensión, se hace una palabra calurosa, intima y clara, como la palabra de un amigo querido. Después de eso es que viene la vida y la luz. Y lo mejor de todo, la capacidad de ver y descansar en Jesucristo y de aceptarlo como salvador y señor.  

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