Capítulo 2
Mat: 5:3.. La forma
que entiendo este versículo...
Los
que son realmente felices son aquellos que tiene un espíritu de
mendigo, pero que son herederos de los cielos.
Al crear al hombre Dios
separó un espacio especial en su corazón para Él vivir allí.
También creo todo en este mundo para que el hombre fuera feliz con
Dios. Pero el pecado sacó a Dios del corazón del hombre y «las
cosas» creadas para incrementar la relación entre Dios y el hombre
ocuparon el lugar de Dios en el corazón del hombre.
A eso se refería Jesús
cuando dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque cualquiera que quisiere
salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por
causa de mí, la hallará. Mat 16:24-25.
La primera cosa que
vemos en estos versículos es que tenemos un enemigo que toleramos a
quién Jesús le llamó de «vida» y de «ego» (a si mismo). Este
enemigo es el deseo de poseer. Permitir que este enemigo viva en
nosotros nos lleva a perder todo. Pero, rechazarlo y desistir de las
cosas por amor a Cristo, no es perdida sino una preservación de todo
para la vida eterna. Jesús también nos enseña que la única forma
de destruir este enemigo es por medio de la cruz.
Los que logran la
bendición de poseer el reino de Dios son aquellos que rechazan todas
las cosa materiales, sacándolas de sus corazón. Estos son los
«mendigos de espíritu» su corazón esta vacío de cosa materiales.
Esto son verdaderamente felices, porque ya no son esclavos de las
cosas.
Es necesario encarar
seriamente estas verdades, estas no son solamente enseñanzas
bíblicas que guardamos en nuestras mentes como muchas otras, el algo
que debemos practicar, si queremos proseguir en esta búsqueda de
Dios. Si queremos vivir el gozo de la vida espiritual.
Gen 22:2 «Y dijo: Toma
ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de
Moriah, y ofrécelo allí en holocausto... » Este versículo ilustra
estas verdades en la vida de Abraham. Cuando Isaac nació, Abraham
era demasiado viejo y Isaac representaba mucho para él: la promesa
de Dios, perpetuar su nombre, la venida del mesías. Por eso y mucho
más Isaac ocupó un espacio especial en el corazón de Abraham.
La biblia no describe
el sufrimiento de Abraham en aquella noche. Pero podemos imaginar.
Quitar la vida de la persona que más amamos. Cualquiera iba preferir
morir en su lugar. Esta fue la prueba de fuego para Abraham, pero no
cayó. Según el escritor de hebreos, Abraham alimentó su alma con
el pensamiento de que Dios iba a resucitar a Isaac. Este pensamiento
le ayudó a aliviar el sufrimiento de su alma y a seguir confiando en
Dios.
Mismo que se equivocaba
en los detalles de como Dios actuaria para salvar la vida de Isaac,
su actitud estaba completamente de acuerdo con las enseñanzas de
Cristo: « cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la
hallará»
Dios permitió que
aquel viejo hombre sufrido siga con su plan hasta estas al punto de
ejecutarlo. Ante que lo hiciera dijo Dios: «No extiendas tu mano
sobre el muchacho, ni le hagas nada...» yo no quería sacrificarlo
solo quería sacarlo de tu corazón para que yo puede reinar allí
sin contrincantes.
Se abren los cielos y
se escuchó la voz que decía: «Por mí mismo he jurado, dijo el
SEÑOR, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo,
tu único; bendiciendo te bendeciré, y multiplicando, multiplicaré
tu simiente como las estrellas del cielo, y como la arena que [está]
a la orilla del mar; y tu simiente poseerá las puertas de sus
enemigos: En tu simiente serán benditos todos los gentiles de la
tierra, por cuanto escuchaste a mi voz».
Abraham no poseía
nada. ¿No era rico en este entonces? Tenia esposa, amigos, ovejas y
lo mejor para él, su hijo seguro y con salud. En este momento tenia
todo pero no poseía nada.
Este es el secreto del
espíritu. Es un principio que alienta el corazón y que solamente
puede ser aprendido en la escuela de la renuncia. Los libros de
teología se olvidan de eso pero un corazón sabio lo entiende
perfectamente.
Después de aquella
experiencia amarga las palabras «mio» y «mía» ya no tenia el
mismo significado para Abraham.
Muchas veces tenemos
miedo de entregar nuestros tesoros al Señor, por temer por la
seguridad de estos. Principalmente cuando estos tesoros son nuestros
pariente y amigos amados. Jesús no vino para destruir sino para
salvar. Todo que entregamos a Él queda en perfecta seguridad, pues
nada está garantizado mientras no es entregue a Él.
En resumen. Si tu
hambre por Dios no están fuerte ¿Qué debes hacer?
En primero lugar
debería poner de lado «TODOS TUS PERO», sin buscar escusas para
tus errores. Quien se defiende a si mismo tendrá por abogado su
propio «ego» y nada más. Venga sin «pero» al Señor y tendrá él
Señor por abogado.
Esta maldición debe
ser sacada con dolor del corazón. Así como un diente se saca con
dolor Del mismo modo la maldición de querer poseer solo puede ser
sacada del corazón con dolor.
Si de hecho queremos
conocer a Dios necesitamos recorrer el camino de la renuncia. Si
estamos dedicado a andar con Dios tarde o temprano seremos sometidos
a una prueba.
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